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Autorregulación organísmica

Joan Moreno i Maurel
22 de junio de 2023

En este artículo quiero introducir un concepto básico en la terapia Gestalt que hace referencia a la capacidad que tenemos como organismo para regular nuestras necesidades. Si el proceso de autorregulación se interrumpe, pueden aparecer algunos de los problemas que nos llevan a terapia (en el mejor de los casos, ya que la terapia nos ayudará a restablecer nuestra capacidad autorreguladora) o nos mantienen perdidos o insatisfechos en situaciones de nuestras vidas.

Es un concepto que el terapeuta Gestalt tiene que tener siempre presente en su relación con el terapiado, no sólo para decidir cómo interactuar con él sinó para saber comunicarle esta capacidad que todos tenemos, también el terapiado cuando acude a terapia, quien es posible que en esos momentos no pueda contactar tanto con esa habilidad y vea en el terapeuta a alguien a quien acudir para que le dé soluciones a sus problemas. 

La respuesta en la Gestalt la tiene el terapiado

Sin la existencia de la autorregulación organísmica no sería posible afirmar lo que decimos en terapia Gestalt de que  “Nadie sabe más del terapiado que él mismo”, y en este caso lo que eso significa es que en la relación terapeuta-terapiado el terapeuta ayudará a que el terapiado contacte con la autorregulación de su organismo para identificar mejor sus necesidades y encontrar la manera de satisfacerlas.

Una vez más, para facilitar esa conexión con sus necesidades, el terapiado tendrá que observar el cuerpo, las sensaciones, situarse en el presente, para salir de lo que nos sale de forma automática que es estar en la mente, en el futuro y en el pasado, desconectándonos de la realidad más auténtica que es nuestra necesidad en cada momento presente.

No es paciente. No es enfermo

Mantener esta mirada hacia el terapiado ayuda a no verlo como a una persona “enferma” a la que hay que cuidar y eso es recibido así por el terapiado, facilitando así que conecte con sus capacidades y descubra sus recursos. Con esto no digo que el terapeuta no tenga que cuidar al terapiado cuando sea necesario (y confrontar su neurosis cuando sea eso lo que le será favorable), sinó que lo que será más beneficioso para el terapiado es transmitirle la confianza en sí mismo, te cuido y te muestro que tú mismo tienes la capacidad de hacerlo contactando con tus necesidades y encontrando la manera de hacerlo que resulte sana para ti.

 

Pero… ¿Qué es la autorregulación organísmica?

El concepto fue desarrollado por Kurt Goldstein, un psiquiatra y neuropsicólogo que descubrió que partes de un cerebro dañado pueden ser sustituidas por otros grupos neuronales y recuperar en parte o totalmente las funciones que se habían visto afectadas por la lesión que causó el daño.

Fritz Perls usó este concepto en las funciones psicológicas. En lo psicológico, una situación compleja, difícil de solucionar afecta a todo el organismo, su energía se ve interferida por esa situación emocional o racional que está inconclusa y el organismo se encarga de volver a traer a la consciencia esa situación que no pudo resolver. Es decir, la autorregulación organísmica es la capacidad que tiene el organismo de obrar sobre sí mismo para intentar autosanarse. Es también la autorregulación organísmica la que permite que cuando aparecen necesidades dominantes que requieren nuestra atención, éstas vengan al primer plano de la consciencia. La autorregulación organísmica siempre actúa en beneficio del organismo total y no de una de sus partes.

 

¿Cómo nos autorregulamos?

La vida es autorregulación, sin ella los organismos no pueden vivir. A nivel fisiológico constantemente se producen acciones autorreguladoras dentro de nosotros sin que nosotros lo hagamos de forma consciente, es el organismo que lo hace sin necesidad de una voluntad por parte nuestra. 

También nos autorregulamos con el entorno, por ejemplo, con la respiración. El organismo necesita oxígeno del entorno y lo consigue con la inspiración, el organismo necesita eliminar el dióxido de carbono y lo hace con la espiración.

Llevar a la consciencia

El proceso terapéutico se ocupa de aquellas situaciones en las que la satisfacción óptima de nuestra necesidad requiere de una acción consciente por nuestra parte, por lo tanto, el primer paso es poner consciencia de qué necesitamos y de cómo actuamos para obtenerlo. En terapia Gestalt nos ocupamos de lo que pasa en la frontera de contacto entre nosotros como organismo y el entorno.

La autorregulación organísmica permite que la necesidad más dominante se haga figura para que podamos iniciar el ciclo de contacto para satisfacerla. Constantemente tenemos necesidades que tenemos que satisfacer, la autorregulación organísmica nos ayuda a identificar la más urgente o prioritaria de todas ellas, de forma que el resto se quedan temporalmente en un segundo plano.

 

¿Cómo interrumpimos nuestra autorregulación?

Las neurosis surgen de la incapacidad del individuo para encontrar y mantener el balance adecuado entre él mismo y el resto del mundo. Este balance se consigue con una sana autorregulación organísmica.

En Gestalt hablamos en términos de mayor o menor grado de conciencia, de modo que la neurosis supone un oscurecimiento de la conciencia, un deterioro del “darse cuenta” con distintos grados de perturbación. Toda la sociedad es neurótica en este sentido, aunque muchos de nosotros pasemos por personas “normales” clínicamente hablando. 

Entonces, si recapitulamos, hemos visto que gracias a la autorregulación organísmica somos capaces de identificar nuestras necesidades y satisfacerlas. Si todos nosotros tenemos esta capacidad, ¿por qué a veces aparece la neurosis que nos impide un correcto ciclo de contacto-retirada con nuestras necesidades?

Mecanismos de interrupción del contacto

Esto nos lleva a otro concepto fundamental en terapia Gestalt, que son los mecanismos de interrupción del contacto (ya os hablé un poco de uno de ellos en el anterior artículo Introyectos y Gestalt). Os explicaré con más detalle estos mecanismos en otro artículo, pero para no dejar a medias la explicación del concepto del que me estoy ocupando hoy en este artículo, os introduciré un poco los conceptos.

Como ya os comenté en el primer artículo ¿Qué es la terapia Gestalt? , de alguna forma, todos los conflictos que nos llevan a terapia tienen el origen en nuestra forma de relacionarnos con el entorno. Esto nos lleva a lo que estamos hablando, de cómo satisfacemos nuestras necesidades con lo que hay en nuestro entorno, ya sean necesidades más físicas o más relacionales y emocionales que implican a los demás.

Mecanismos según la gestalt

El ciclo de las necesidades con el que trabajamos en la terapia Gestalt y del que os hablaré en otro artículo se encarga de describir cómo contactamos o no con nuestra necesidad y cómo somos capaces de satisfacerla o no. Describe las distintas fases del proceso de contacto-retirada incluyendo también las distintas formas de interrumpir ese contacto, es decir, aquello que hacemos o no hacemos que interrumpe o dificulta nuestra sana autorregulación organísmica.

Como digo, ahora sólo los citaré muy por encima sólo para ejemplificar cómo podemos interrumpir nuestro proceso de contacto y retirada con nuestras necesidades.

  • Introyección: Es todo aquello que nos hemos tragado sin realmente cuestionar si forma parte de nosotros o no, por ejemplo, “llorar es de débiles” es un introyecto que si lo tenemos puede hacer que cuando tengamos la necesidad de llorar no lo hagamos, lo cortemos o incluso no podamos hacerlo aún queriendo.
  • Proyección: Es el mecanismo contrario al de la introyección. Algo nuestro se lo ponemos a otro o al ambiente. Por poner un ejemplo sencillo, cuando un padre o madre tiene frío y tapa a su hijo, el frío es suyo, y proyecta que el niño tendrá frío. Está claro que los conflictos más complejos se refieren a otro tipo de proyecciones, por ejemplo, cuando rechazo algo en mí (que tengo) y proyecto que es del otro, o cuando veo en otro algo que me gusta y no lo identifico en mí (aunque también lo tengo).
  • Confluencia: Cuando me fundo con el ambiente, no me sé diferenciar de él, o cuando he contactado con la necesidad y no soy capaz de retirarme. Un ejemplo de confluencia es el enamoramiento.
  • Retroflexión: Cuando me hago a mí lo que quiero hacer a otro. Por ejemplo, si siento rabia hacia algo o alguien y por algún motivo no la expreso y me quedo para mí esa energía, la estoy retroflectando (quizá hasta cierro los puños con fuerza y aprieto la mandíbula).
  • Deflexión: Cuando evitamos contactar con algo, por ejemplo, si hablo con un amigo y se entera que mi pareja me ha dejado pero yo no le doy importancia, cambio de tema, etc… 
  • Proflexión: Es una mezcla entre la retroflexión y la proyección, por ejemplo, cuando halagamos para ser halagados, cuando tratamos muy bien a otros buscando que nos traten también bien.

Mecanismos según el psicoanálisis

El psicoanálisis contempla otros mecanismos. Comparto dos de ellos siguiendo los pasos de Ángeles Martín en su Manual práctico de psicoterapia Gestalt:

  • Negación: Negamos alguna parte de nosotros porque no nos gusta o porque es rechazada. Pueden ser características, emociones o rasgos de nuestra personalidad.
  • Racionalización: Lo hacemos cuando buscamos una explicación lógica y coherente a un acto, idea o sentimiento en lugar de percibir sus motivos verdaderos. Puede que lo hagamos para aceptar comportamientos o ideas que de otra forma no nos podríamos permitir o seríamos juzgados por los demás.

 

¿Cómo lo haces tú?

Esta introducción al concepto de la autorregulación organísmica te puede servir para que te preguntes cómo lo haces tú, cómo te autorregulas y cómo te lo impides

Todos practicamos los mecanismos de evitación que acabo de comentar, pero seguramente eres especialista en algunos de ellos. Te invito a que pienses en situaciones en las que interrumpes el contacto con alguno de estos mecanismos. Por ejemplo, cuando sientes rabia ¿la expresas? ¿te la permites? ¿te la aguantas?, es decir, si no la expresas ni te la permites, la estás retroflectando. ¿Para qué lo haces? ¿Qué fantasía hay si lo haces? ¿Identificas que es un patrón aprendido? Quizá esta retroflexión viene de un introyecto que te tragaste: “No está bien que te muestres enfadad@ o rabios@, hay que saber guardar las formas”. 

Este es sólo un ejemplo, te invito a que investigues tus mecanismos y me ofrezco a ayudarte en tu proceso terapéutico y de autoconocimiento 🙂

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